lunes, 22 de febrero de 2016

EL CUADRO "JESUS DE LA MISERICORDIA"

EL ENCARGO DE JESÚS A SOR FAUSTINA
Al anochecer mientras estaba en mi celda, vi al Señor Jesús vestido con una túnica blanca. Tenía una mano levantada para bendecir, y con la otra tocaba la túnica sobre el pecho. De la túnica entreabierta en el pecho, salían dos rayos grandes: uno rojo y otro pálido. En silencio, atentamente miraba al Señor, mi alma estaba llena de temor, pero también de gran alegría. Un momento después, Jesús me dijo: Pinta un cuadro según el modelo que ves, y firma: Jesús, en Ti confío.
(…) Prometo que el alma que venere este cuadro no perecerá. También prometo, ya aquí en la tierra, la victoria sobre los enemigos y, sobre todo, a la hora de la muerte. (…) Deseo que haya una Fiesta de la Misericordia. Quiero que este cuadro que pintarás con el pincel, sea bendecido con solemnidad el primer domingo después de la Pascua de Resurrección; ese domingo debe ser la Fiesta de la Misericordia. Deseo que los sacerdotes proclamen la gran misericordia que tengo para las almas pecadoras. Que el pecador no tenga miedo de acercarse a Mí. (DIARIO de Santa Sor Faustina) Plock, Polonia “22 de febrero de 1931.
“Los dos rayos (de la imagen) significan la Sangre y el Agua. El rayo pálido simboliza el Agua que justifica a las almas. El rayo rojo simboliza la Sangre que es la vida de las almas. Ambos rayos brotaron de las entrañas más profundas de Mi misericordia cuando Mi Corazón agonizante fue abierto en la cruz por la lanza (…) Bienaventurado quien viva a la sombra de ellos, porque no le alcanzará la mano justa de Dios” (Diario, 299).


La obra encargada a sor Faustina por el Señor Jesús fue imposible de realizar en términos humanos porque no tenía conocimientos básicos de creación artística. Sin embargo, quería cumplir la Voluntad de Dios e intentaba pintar el cuadro sola, pero sin resultados. Los apremios del Señor Jesús y la desconfianza de los confesores y los superiores causaban un gran sufrimiento personal a sor Faustina. Durante su estancia en Plock (unos 3 años) y en Varsovia, siguió pensando en el incumplido deseo del Señor Jesús, que le hizo sentir la gran importancia que tenía en los Planes Divinos, la misión que le había asignado.
De repente vi al Señor que me dijo: Has de saber que si descuidas la cuestión de pintar este cuadro y de toda la obra de la Misericordia, el día del juicio responderás por un gran número de almas” (Diario, 154).
Después de profesar sus votos perpetuos, la sor Faustina fue trasladada a la casa conventual de Vilna (25 de mayo de 1933). Aquí encontró la ayuda prometida anteriormente: el confesor y director espiritual, el p. Miguel Sopocko que intentó realizar los deseos del Señor Jesús.

PADRE NUESTRO II - SANTIFICADO SEA TU NOMBRE

Continuamos el estudio de la Oración del Señor -el PADRE NUESTRO- con la primera petición  que nos recuerda el segundo mandamiento del Decálogo: «No pronunciarás el nombre del Señor, tu Dios, en falso» (Ex 20, 7; cf. Dt 5,11). Pero, ¿qué es el «nombre de Dios»? Cuando hablamos de ello pensamos en la imagen de Moisés viendo en el desierto una zarza que ardía sin consumirse. En un primer momento, llevado por la curiosidad se acerca para ver ese misterioso fenómeno, pero he aquí que una voz le llama desde la zarza y le dice: «Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob» (Ex 3, 6). Este Dios le manda de vuelta a Egipto con el encargo de sacar de allí al pueblo de Israel y llevarlo a la tierra prometida. Moisés deberá pedir al faraón la liberación de Israel en nombre de Dios.

Pero en el mundo de entonces había muchos dioses; así pues, Moisés pregunta a Dios cuál es su nombre, el nombre con el que este Dios demuestra su mayor autoridad frente a los otros dioses. En este sentido, la idea del nombre de Dios pertenece en principio al mundo politeísta; en él, este Dios ha de tener también un nombre. Pero el Dios que llama a Moisés es realmente Dios.